Colcha de retazos


Colcha de retazos

Año: 1995

En esta Colcha de Retazos del alma, pasamos como en un caleidoscopio vital, como en una frenética máquina del tiempo, de soledosas putas amantes de Gardel, a arrebatadas mafiosas, de amores limpios y almidonados ellos, muy tiesos, muy majos, a pasiones turbulentas y pendencieras…

La eterna cantaleta, cantinela, joda inmamable de los papás echando cantaleta – cantinela; los oficios varios de los que ya hemos hablado en otros trabajos son representados en éste por el carnicero y con él pretendemos hacer un homenaje a una serie de profesiones y oficios con los cuales nos relacionamos diariamente y que diariamente han ido con su trabajo, aportándole a una nación que se revuelve y crece.

Retomamos también un «Sketch» que ya habíamos trabajado en otra de nuestras obras: El paseo de olla, porque en él, a nuestro modo de ver se da en un solo evento la conjunción del gozo y la desdicha tan caros a nuestro pueblo y lo retomamos hacia el final del presente trabajo porque nos dimos cuenta que a pesar de fracasos y desventuras, de tragedias singulares, el espíritu de «salida», de escape aunque enfrentado a la realidad, el desasimiento y el deseo de disfrute y olvido, son constantes necesarias inherentes a nuestra forma de ver el mundo: Muy triste y todo, pero el muerto al hoyo y el vivo al baile. Recordamos, pero recordamos bailando y las penas las llegan a lavar los ríos, así estén invadidos de detergente.

Nos acercamos pues a ustedes queridos espectadores con nuestra Colcha de Retazos, con estos retazos del alma de un pueblo que ama, ríe, sufre, llora, se emborracha, machista, pendenciero, por un ojo llora y por el otro le hace guiños a la vida, un pueblo que en lugar de guiñar el ojo dice «matar al ojo».

El tango, el bolero y entre ellos el amor, el amor corroncho y ventanero y el amor malevo y retrechero, los altos y los bajos, los perros canequeros y los canes de entrecasa bien cuidados y de vacuna pronta; el amor en todas sus facetas porque de eso se trata con el amor, el odio y la rebatiña, la pelea diaria y el desamor, el olvido, el cansancio y el avejentamiento de las relaciones, y el sexo sin amor, el sexo a la carrera mirando el reloj, de afán, sin poderse concentrar en lo que viene… ¡Ah! Y el fútbol, porque siempre lunes y martes y miércoles y siempre jueves y viernes y sábado y el sol trabaja los domingos, el mismo sol pero distinto porque, qué tal que algún día no saliera.

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